No sé más que hacer, tan solo perder y ya estoy cansado de pensar en vos. Te ofrezco mis penas, cortarme las venas, a cambio de un poco de amor. Tampoco para cortarme las venas, pero no, no doy más, no puedo más conmigo. No puedo mantenerme tranquila, no me banco ni-siquiera estar en mi casa, no tengo ganas de salir, ni de levantarme temprano para ir a la facultad, menos ir a laburar. Por suerte tengo ganas de levantarme e ir a la parroquia. Si fuera por mi, viviría acostada esperando el momento de una misa o servicio, dos semanas acostada esperando el retiro, eso sería lo mejor que podría pasarme.