lunes, 3 de noviembre de 2014

No perdamos la costumbre

de ir adentro nuestro para ver que tan felices somos.

Creo que (para ser un poco exagerada) nunca estuve tan bien conmigo misma en mi vida, tanto desierto, tanta soledad, tantos días de mierda sirvieron de algo.
Todo esto que estaba viviendo terminaron en mi lindo estado de hoy en día, estoy en el sol luego de la tormenta, o en el ojo del huracán pero no creo, y si lo es, sé que puedo salir adelante y que eso no va a volver a bajar mi ánimo.

Sigo saturadísima, pero es la etapa del año y no estoy mal por eso.

Esos pequeños detalles de mierda ya no tienen importancia en mis días pero sí esos lindos detalles los llenan de alegría. Pequeños detalles como caminar con él de la mano, extrañar a algún amigo, saludar a mi vieja, hablar bien con mi abuela o con mi hermano.

No le veo ese sentido que algunas personas le ven a ponerse de mal humor porque la profesora es re hincha-pelotas, o capaz un ratito pero sigo siendo feliz.

Soy feliz conmigo misma, soy feliz con lo que quiero ser, soy feliz con lo que hago, aunque me falten mil cosas para ser lo que llamo una "Sara perfecta", pero con los demás, cosas que quiero dar con más facilidad. Soy feliz con mis amigos, con saber con quién cuento, soy feliz con esto que estamos formando juntos. Feliz de levantarme y verlo a él. Feliz de tener a mis viejos, a mi abuela, a mi hermano. Feliz de tener un techo, de ir a la parroquia, de cruzarme con gente tan linda todos los días.

Esta entrada me hace acordar a esta entrada, todo lo contrario, que lindo. 

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